Efluentes
Antes de comenzar con este apartado del informe debemos clarificar las modificaciones que este ha sufrido respecto a otros años. En esta campaña y debido a las condiciones sanitarias y económicas, el programa se tuvo que adaptar y entre los cambios sufridos uno de los grandes afectados ha sido el apartado correspondiente a los efluentes. Esto es así ya que parte del material que se necesita para su análisis no ha podido ser entregado por lo que su análisis en la campaña 2020 es incompleto. Los Centinelas han podido analizar la componente más sensorial que nuestros propios sentidos puede detectar pero no podemos olvidar que esta siempre tiene un carácter más subjetivo, que si bien nos puede servir como indicio, no lo hará como dato cuantificativo.
¿Qué es un efluente? Llamamos efluente al aporte de agua dulce de va desde tierra a mar. El origen de esta agua puede ser muy diverso, tanto de origen natural como no, y lo que nos interesa resaltar a la hora de recoger los datos sobre los efluentes es si esta aportación de agua dulce viene contaminada o no. Para ello el voluntario hace una serie de análisis este año de componente sensorial como su origen, tamaño y apariencia. Estos datos nos pueden dar una primera idea sobre el origen y el estado del agua.
En los datos recogidos por los voluntarios en la campaña 2020 se han identificado un total de 135 efluentes, 18 más que en la campaña anterior a pesar de que el número de tramos ha disminuido respecto a los datos del 2019. De estos efluentes, su mayoría corresponden a filtraciones y manantiales alcanzando el 47% de la totalidad y teniendo en cuenta que lo días previos a la campaña han sido muy lluviosos este dato puede ir relacionado con la cantidad de escorrentía proveniente de la lluvia.
Los voluntarios continúan su estudio con el análisis visual, determinando que en un 14% existe señales de vida animal lo que en principio es una buena señal ya que para que esto se dé se necesitan condiciones de agua oxigenda. Pero sería necesario un segundo análisis del carácter bioindicador de los animales presentes. En un 29% se han observado señales de vida vegetal. Este dato requiere de observación ya que es posible que el exceso de vegetación pueda ser síntoma de un exceso de nutrientes en el agua que podría llamar la atención de la posible afección por detergentes u otro tipo de contaminante. Un agua estancado y cargado de materia orgánica puede eutrofizarse y perder toda su calidad. Esto da lugar a la aparición de ciertas algas por lo que en aquellos tramos en los que se detecta vida vegetal es necesario observar la cantidad de nitratos y la temperatura recogida. Además se solicitaba la observación de algas filamentosas que pueden indicar alta concentración de nutrientes y en 13 de los 39 tramos con observación de vida vegetal los voluntarios han detectado este tipo de algas. Este puede ser un primer indicio de contaminación ambiental. En 13 efluentes, lo que representa el 9,6%, los voluntarios observaron mal olor que en 5 de ellos le acompañaba mal color y/o espumas. Estos datos son indicios de contaminación y en 3 de los casos los voluntarios determinan que son aguas residuales. Además en 1 de ellos se acompaña también de aceites y en 5 de residuos junto al aporte de agua. A pesar de que todas las aguas residuales deben estar conectadas a la red de saneamiento se siguen observados casos en los que esta irregularidad persiste y el efluente de la playa de Usil en Mogro y el de Cerrías en Piélagos, son dos de los mencionados por los voluntarios.